Hay quien dice que no hay nada en el mundo que no haya sido nombrado por los griegos. Hoy vamos a hablar de uno de sus bautizos, que además fue uno de sus inventos más espectaculares: el de las Sonantes.
Todo comenzó cuando los griegos, siempre ávidos de conocimiento, empezaron a recibir con asombro mercancías de los barcos de sus vecinos comerciantes, los fenicios. Estas mercancías venían empacadas con unas marcas muy extrañas para ellos. Eran los signos de la escritura fenicia, que, como la mayoría de los sistemas de escritura de la antigüedad, tiene la forma de un silabario. Es decir, un sistema de codificación que utiliza un solo símbolo por cada sílaba.
Por ejemplo, si querían escribir la palabra "PATO", utilizaban el signo de la “P” para la consonante "P" y el de la “T” para la consonante "T". Así, “PATO” se escribiría de la siguiente manera:
El problema de ese sistema silábico fenicio radicaba en que, al tener solo una letra por sílaba, podía representar múltiples combinaciones. Por ejemplo, con las letras "P" y "T" se podía interpretar tanto “PATO” como "PATA" o como "PITA". Y aunque era un gran avance para su época, también era ambiguo.
Los griegos no tardaron en superar su asombro y realizaron una apropiación más inteligente del sistema fenicio. Conservaron el uso de las consonantes y lo perfeccionaron al agregar signos adicionales para desambiguarlo. Estos signos son los que hoy conocemos como las vocales, las cuales, al ser añadidas, clarifican la diferencia en la escritura de palabras como "PATO" o "PITA". La vocal, ahora añadida a la consonante, completa la representación fonética de la sílaba, y ahora sí, la escritura refleja en sus signos lo que se enuncia en el habla.
Honrando su tradición de nombrar todas las cosas, los griegos también denominaron a su nuevo invento de una manera espectacular: las llamaron "sonantes", y para complementar el ejercicio, llamaron "consonantes" a las que utilizaban los fenicios. Así, crearon nuevos signos y un par de nombres impresionantes para el conjunto.
Fue esta manera de actuar y nombrar las letras por parte de los griegos lo que, además de ayudarnos a comprender el significado de la palabra "con-sonante", nos permitió descubrir lo que hoy conocemos como el claro sonido de las vocales.
Para entender por qué hablamos de esto, conviene iniciar desde el comienzo: las palabras se separan en partes porque es la forma de hacer una codificación fonética de la escritura. Esta consiste en ponerle un signo a ciertas partes que conforman las palabras, y las partes naturales que casi siempre se sacan de una palabra son sus sílabas.
Así lo hacen los analfabetos que no han pisado escuela o los niños antes de recibir la enseñanza tradicional. Por ejemplo, la palabra "paleta" la parten en tres sílabas: "pa”, “le” y “ta". Esa partición se llama silábica y el sistema de codificación resultante, silabario. En los silabarios se asigna un signo a cada sílaba, –como lo hacían los fenicios colocando las consonantes de cada sílaba– y a partir de allí, como lo mencionamos anteriormente, fue cuando los griegos dieron ese pequeño gran paso: sacar de cada sílaba la vocal, perfeccionando el sistema.
La gran ventaja del avance griego es que la vocal sale sola, porque suena sola. Esto lo hemos demostrado y aplicado repetidamente con los niños cuando les preguntamos: "¿Qué te suena en 'pa'?" Ellos responden "la 'a'". Les suena la vocal, porque, como decían los griegos, la vocal es la sonante de la sílaba: lo que se oye claramente, lo que queda resonando. De allí proviene el acierto en el nombre que les dieron, aunque lamentablemente se haya cambiado con el tiempo a la palabra vocales.
Elegir las sonantes de la sílaba, es lo que aquí llamamos el sonido claro de las vocales, un sonido separado y duradero que es además fácilmente reconocible y recordable, porque en el español solo hay cinco vocales y esas cinco vocales siempre suenan y siempre suenan igual, a diferencia del inglés u otros idiomas donde las vocales no siempre suenan o suenan diferente.
Esta unisonoridad de las vocales en español representa una gran oportunidad para el aprendizaje del código, que aprovecharemos en ALFA. Lo llamamos la Inducción Vocálica y consiste en proponer e inducir al niño a escribir de manera silábica, como sugieren Ferreiro y Teberosky, pero enfocándose en poner la vocal de cada sílaba.
No obstante, cuando dijimos que en el Programa Letras había que iniciar una inducción vocálica, la idea se malinterpretó. Muchas profesoras respondieron con la famosa objeción acomodatoria: "pero eso es lo mismo que yo hago". Lo cual no es cierto, pues en el Programa comenzamos con la escritura de y con las vocales, y no con la enseñanza de las vocales sueltas. Esa tradición de la escuela en donde hay que aprenderlas una por una, en orden, recitarlas, pintarlas, dibujarlas, hacerlas con icopor, con plastilina, tocarlas en papel de lija, desfilar en grupo… y todo esto durante años; en pre kínder, en kínder, en transición, y a veces hasta repasarlas en primero, es lo que coloquialmente llamamos "el PhD de las vocales", una práctica sin sentido de letras sueltas que no tiene ningún otro uso que recitarlas como una canción a la maestra.
La diferencia en la interpretación histórica y genética de las vocales en el Programa Letras es que ellas se usan para la escritura: son los pilares que sostienen los sonidos silábicos, a los que se adhieren las consonantes como si fueran ladrillos a las columnas, constituyendo así el código alfabético. Las vocales sostienen la escritura de las palabras y, por eso, en el Programa les dedicamos una etapa completa del proceso de aprendizaje del código, llamada ALFA. En ALFA abordamos con los niños las vocales, pero no de forma aislada, sino como las piezas centrales de una forma de escritura codificada que llamamos codificación silábico-vocálica. Esta, en términos simples, se puede entender como la escritura con las sonantes, que es la base y antecesora de la escritura alfabética que se introduce en la etapa BETA.
Es por eso que hablamos del claro sonido de las vocales, y por eso mismo introducimos la codificación por el camino de las vocales, aprendiendo las vocales, no como personajes sueltos, con ojos y piernas y nombres raros, sino como los signos clave de la escritura. Por eso, decimos que las vocales son para escribir, porque suenan y suenan claro, y porque son la puerta para el ingreso seguro a la codificación alfabética.
Es por todo lo anterior que hablamos del claro sonido de las vocales y, por la misma razón, es que en el Programa Letras introducimos la codificación a través de las vocales. Las aprendemos no como personajes sueltos con ojos, piernas y nombres raros, sino como los signos clave de la escritura. Por eso decimos que las vocales son para escribir: porque suenan clara y fuertemente, dejando la puerta de entrada lista a la codificación alfabética.